Maravilloso paraíso, apenas se logra
escuchar la suave brisa que sopla al
norte de una hermosa manta verde, que
se humedece en el
traslucido reflejo de un cielo azul que adorna un variopinto escenario mega diverso de esencia de vida. Que tranquilidad, todo huele a vida !!!, y pensar que alguna vez fue polvo cósmico.
Nuestra querida tierra, la filosofía
de nuestra existencia y soporte de nuestro linaje, a veces pienso que es una verdadera aberración la de poner fechas, cuando en realidad
debería ser una idea espontanea y cotidiana
la responsabilidad de conservar y mantener en vida el adonis paraje que envuelve el fruto de los sueños. Esto, sin duda, es sintomático de que los ciudadanos estamos sintiendo
la necesidad de reclamar por algo tan de todos como es la salud del planeta.
Hace cuatro mil millones de años la Tierra era una
bola incandescente con la superficie apenas cubierta por una leve costra
continuamente destrozada por la frecuente caída de los meteoritos que en
aquella época aún poblaban el sistema solar.
Ninguna forma de vida
actual hubiera sido capaz de sobrevivir en su superficie, pero en aquel caos
continuo provocado por constantes erupciones volcánica, bombardeo de meteoritos
y rayos cósmicos, se encontraban presentes todos los elementos necesarios para
la vida.
En los lugares donde la
corteza terrestre había tenido tiempo de solidificarse y enfriarse algo se
podían llegar a producir precipitaciones de lluvia formando charcas y lagos de
un líquido que no era agua precisamente, sino una mezcla de agua.
Gracias a todo ello se
pudo disfrutar la existencia de la vida
del hombre y demás especies, solo agradecer ingente regalo que nos dio la vida,
tal vez algún día llegue su fin; pero hasta que llegue ese momento, mantener y cuidar
este lujo que hace posible el suspiro de nuestros sueños y metas.
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